Siempre hemos creído en la importancia de que los niños
crezcan conectados con el ritmo. La vida está llena de ritmo: la respiración
(inhalar y exhalar), el día (el día y la noche), el ritmo semanal, las fases de
la luna, el ciclo menstrual… y por supuesto, el ritmo de las estaciones (otoño,
invierno, primavera y verano).
Esa conexión nos conecta con la vida (y la muerte), por eso
creemos que es tan importante crecer conectados con el ritmo cíclico de las
estaciones y no perder esa conexión nunca.
El ritmo cíclico de las estaciones representa muy bien el
ciclo de la vida: nada es eterno, todo tiene un principio y un fin, y ese
marcará otro nuevo inicio.
Así lo podemos ver en las estaciones, para nosotras el
verano es el fin del ciclo. El verano es expansión, es energía, es como una
fiesta para la que nos hemos preparado el resto del año.
En otoño un nuevo ciclo comienza, toda esa energía y
expansión comienza a recogerse, para conectar con nuestro interior en invierno
y poder volver a florecer y resurgir en primavera, que con toda esa energía nos
volverá a llevar a un nuevo verano.
Muchas veces no queremos que el verano acabe, no queremos
despedirnos de él, no queremos empezar un nuevo curso,…. Porque nos hemos
aferrado a todas esas cosas bonitas que hemos vivido durante ese año (ciclo) y la maravillosa 'fiesta' que vivimos en verano.
Porque aunque pienses que este ha sido un año pésimo por el Covid, si te pones
a pensarlo bien, seguro que has vivido cosas maravillosas.
Ritual equinoccio otoño
Por eso, antes de empezar a conectar con el otoño, sería
maravilloso que tomaras 5 minutos para conectar con todo lo bueno que te ha
regalado este ciclo. Anótalo en un papel y conecta con la gratitud. Que sí, que
seguro que el Covid te ha quitado un montón de cosas, pero no te centres en
eso, conecta con lo que sí te ha nutrido.
Dicen que la gratitud está ligada a la abundancia, así que
si te centras en lo bueno, el Universo se encargará de darte cosas buenas.
Quizás esta teoría del poder de la atracción, te suene un poco a chino, pero lo
que no podemos obviar es que cuando pensamos en positivo, estamos más contentos,
más enérgicos, nuestra frecuencia es más alta,… así que si el agradecer puede
ayudarte a conectar con tu bienestar, será cuestión de ponerlo en práctica, no?
Aunque el equinoccio de otoño tuviera lugar el pasado
martes, te invitamos a que si lo sientes, pongas en práctica este ritual. Solo
necesitas una vela, el papel donde hayas anotado todo aquello que agradeces y
un momento de conexión. Puedes enrollar el papel alrededor de la vela y que así
se queme a la vez que la vela se va consumiendo.
En nuestro caso, nosotras quemamos el papel con todo lo
bueno del curso anterior junto a los papeles de agradecimiento de las familias
que también quisieron compartir con nosotras ese momento de gratitud. Para ello,
durante el fin de curso, preparamos un pequeño espacio donde las familias que
lo deseaban podían escribir todo aquello que les había regalado este curso.
Como eran demasiados papeles para envolverlos en la vela,
los quemamos con la llama de la vela de forma manual, mientras sonaba un bonito
mantra y disfrutamos de un momento de meditación centrado en la gratitud.
Y así,
desprendiéndonos de todo lo que ha sido el curso
anterior y sin pensar en lo que pudo haber sido y no fue, nos
despedimos del
verano con gratitud, cerrando el ciclo, agradeciendo y sabiendo que el fin de dicho
ciclo es el inicio de otro que seguro que nos traerá cosas maravillosas.
¡Feliz otoño!
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